Alguien abrió una puerta
o encendió el fuego
dolorosamente cansado
sobre fragmentos dispersos
construyó un canal
y un río
sin bote
descalzo.
Ese día
llovió.
Y fue mar
el silencio
del viento
que arrastra
y nutre.
Debajo del velo
del día y la noche
se esconde la penumbra
del recuerdo.
Martillo tenaz
implacable
feroz.
La llama y la puerta
son miradas pérdidas
entre dos voces
que no se nombran.
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