Llevamos a rastras una pesadilla,
un continuo retornar,
un volver al inicio.
Fatiga la marcha el peso
del ayer,
engendra dolores,
revive tristezas.
Pero los pasos no van solos
ahora,
y la carga del tiempo
se comparte,
se soporta en compañía.
Ayer es algo inmutable,
petrificado en la memoria.
No podemos cambiarlo.
Será eternamente como es.
Pero el hoy
es otra cosa,
son tus manos guiando
mis pasos,
soy un hombro conteniendo
tu llanto,
una oreja soy,
un sentir.
El ayer se hace pedazos
porque nos tenemos,
porque miramos adelante,
porque no fuimos.
Somos.
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