Temprano el sol se despereza
desplegando vapores en las hojas,
mientras las voces de los pájaros
susurran la distancia.
El agua se atropella,
se entremezcla,
se agolpa.
La serena estampa del horizonte
despierta sus recuerdos.
Clama el viento entre las ramas
su mística canción de antaño,
siempre pujando un poco más,
siempre existiendo.
Unas vacas ríen sus tristezas a lo lejos
ajenas al destino.
Los teros discuten sus calumnias
sobre el puente viejo que los mira.
Sobre el terraplén los caballos
pastan sus miserias,
galopan a escondidas,
se alejan.
Las formas que teje el pasto del sendero
cuentan una historia muda y solitaria
de pasos que se han ido,
de silencios que aún los llaman.
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