El decir
¿Es que no son mis palabras
sino el decir de alguien más?
Donde el cuerpo pliega sus miedos,
allí donde el deseo confiesa sus intenciones.
¿Qué sucede en las secretas visiones
que los ojos te cierran ante lo real?
¿Por qué esta tarde enmudeces
tan pronta, tan largamente?
¿Cuál es la pregunta,
en ese diálogo incesante,
que ningún otro puede escuchar?
Porque el lenguaje del amor solo es hablado
por las manos que callan al tocar.
Porque solo el desliz secundado dice lealtad.
¿Es que no son mis palabras
sino el decir de alguien más?
***
Reflejo
Todo lo que, suspenso, avanza en retroceso
y dura en la espiral del tiempo:
la persona,
el poema,
el instante.
Aquello que, en silencio,
se ve a sí mismo en silencio,
tan atento que, de pronto,
le oprime el aliento,
el reflejo se demuda ante la duda
de no saber quién es el que mira.
El dolor es intangible abismo de mi cuerpo.
Lóbrega es la libertad,
que reside en el fondo.
Quiero llegar al otro lado de mí,
estar donde mi sombra y que mi sombra se atreva.
Quiero llegar al otro lado de mí,
pero no soy otro.
Aún queda lugar para mí en el más allá.
Querer mirar el cielo, querer oír el eco
con otros ojos, con otra voz que no sé.
Querer huir del tiempo
al tiempo que ya nada me recuerda,
donde el sol ya no regresa,
donde las horas caen.
¿Cómo es que los años carecieron de un momento
en que las noches y las despedidas
no divisaron la emergencia
de la mañana, de la herida?
He cesado pretender que el instante no termina,
por una gota en el espejo de una lluvia no vista.
Porque transcurre el cielo en mí…
Sujeto al mundo… ¡puedo estar tan lejos de él!
Porque transcurre el cielo en mí…
Y el viento me provee de nuevas añoranzas.
Porque transcurre el cielo en mí…
Y la angustia del ayer
cae sobre una hoja amarilla.
***
Sombras
Hace algunos días
que empecé a alucinar con sombras,
con sombras quebradizas que le temen a la noche.
Se disocian en mis ojos,
ante su impresencia,
y el punto muerto de un parpadeo
las vivifica.
Entonces escucho a las sombras
esperando encontrar la respuesta
de su descreído estar.
Entonces despojo a las sombras
de su nocturna claridad.
Hace algunos días
que empecé a alucinar con sombras,
que son como goteadas letras
en la niebla,
como pregnantes gotas
en la escritura
de un texto lluvia,
de un texto excelso,
donde prorrumpen trueno y viento
en una voz sin luto.
La piel que exuda de la nada
es la muerte que me acerca su mano significativa.
Mi cadáver siente angustia de la vida
con una palabra en los labios cautiva.
Hace algunos días
que empecé a visitar mi sepulcro.
La lápida está mutilada.
Quizá se trate del silencio que desborda mi epitafio.
Quizá se trate de las letras que le faltan a mi muerte.
***
LUJÁN LUNA
Puede decirse que tengo la costumbre de morir, así que de vez en cuando me distraigo en alguna lectura o alguna canción. Paso los días escribiendo, pero la mayoría del tiempo no hay mucho que decir. Me gusta la literatura, la música y el silencio, de modo que mi vida consiste en intentar asir, con una mano, con un acto o con una palabra, la silenciosa música de la poesía.
REDES SOCIALES
No hay comentarios:
Publicar un comentario