imprecisa,
fugaz,
en cada ser y no ser,
en cada abrazo partido,
en todos los reencuentros
que no son,
en las noches de espera y
decepción.
Una parte nuestra queda
ahí,
petrificada,
para siempre.
ahí,
petrificada,
para siempre.
Es la que nos recuerda que
existimos más allá
de nuestros planes,
de los relojes,
de la red,
y de todas nuestras oscuras
formas de encarcelar
el destino.
de nuestros planes,
de los relojes,
de la red,
y de todas nuestras oscuras
formas de encarcelar
el destino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario