Este frío de junio es tan ajeno
en tus manos tibias
como el Sol,
salamandra que acaricia
en la distancia.
Desde aquí el tiempo es
arena mojada,
huella sin camino.
Las flores perfuman el aire
pretendiendo alcanzarte,
suaves y delicadas.
Las agujas tejen sueños en la memoria,
entrelazan el tejido del recuerdo
llamándote entre silencios.
Estoy sintiéndote,
callado, mudo,
repleto de palabras que no te dije,
de voces que se ahogan
y se pierden.
Volveré a verte en la esperanza
y en el sueño que no cesa,
incansable como este frío de junio
sin voz.
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