El hombre es
Misterio,
incógnita,
tesoro perdido.
Comprenderlo,
revelarlo,
debe ser una forma
de pecado.
Nombrar al hombre
es petrificarlo,
adormecerlo,
embalsamarlo.
La génesis del hombre
es permanecer
oculto,
indecible,
inexplicable.
El amor
es lo único que mantiene
el secreto,
no busca causas,
ni explicaciones.
Cuando nos amamos
no nos importan
las palabras ni el pasado,
solo el momento
en que el hombre se descubre,
se encuentra.
A pesar de los intentos
por decirnos,
la única verdad
es el misterio
y el amor
que nos justifica.
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