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ÁNGEL PÉREZ ESCORZA


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El sábado 8 de mayo de 1965 a las 2 con 10 minutos de la tarde, los habitantes de Mineral del Monte, Hidalgo, México (mejor conocido como Real del Monte), vivirían, sin duda alguna, una de las tragedias mineras más grandes de su historia. Los frenos del malacate* de la mina Purísima de Concepción se chorrearon, causando que la jaula cayera desde el nivel 400, a la caja de agua*, con 30 mineros a bordo. Murieron 27 de ellos ahogados en el nivel más profundo. Sólo 3 lograron sobrevivir. El señor Lucino Ortiz Monroy, minero jubilado, trabajador de la fragua* de dicha mina, con 89 años de edad en la actualidad, nos cuenta cómo fue aquel fatídico día en donde muchos de sus amigos y compañeros de trabajo perderían la vida a causa del descuido de no quitar los nudos de las balatas de madera que daban soporte al mecanismo de los frenos. Nos cuenta que, de no haber sido que lo mandaran ese día a hacer otro trabajo, a él le hubiera tocado. A pesar de lo doloroso que puede resultar evocar el recuerdo, el señor Lucino, muy amable, nos comparte que el sueldo en una mina, nunca será suficiente por los peligros que hay, sin embargo, muy orgulloso de sus raíces y su labor, nos dice, con voz quebrada e inmensa dicha, en un dicho muy minero lo siguiente: 


"Si me muero y vuelvo a nacer... en Real del Monte tiene que ser, y minero… debo de ser".


Agradecimiento especial al Sr. Lucino Ortiz Monroy y a su hija Adela Ortiz Reséndiz (Coco) por las facilidades prestadas en la realización de esta investigación.



LA MEMORIA DEL CORAZÓN


Con respeto y admiración para el Sr. Lucino Ortiz Monroy

y a todos los mineros de Real del Monte,

por ser la raíz de nuestra historia.



Rescataron mi cuerpo 

pedazo a pedazo de la entraña,

del miocardio escabroso de la tierra 

donde, alguna vez,

habitó un esplendor en la esperanza.


Pescaron del agua mi torso desecho 

a falta de ademes*,

mis piernas mutiladas por las rocas

y mis brazos imbatibles; 

esos que 

—aquella mañana de un 8 de mayo–

darían un postrimero abrazo a mis seres queridos.


La mina…

es implacable, estricta,

celosa cuando la veta* se enamora

de los hombres que le entregan sus manos

y ella, ofrece a cambio, 

el sueño posible de la plata

para que, por lo menos, 

estos puedan tener una taza de café caliente

y un bolillo relleno de frijoles en su boca.

Hoy, en Mineral del Monte,

nadie busca ya explotar el subsuelo.

Quizá, es por esto, que nuestro cielo

rinde un magnánimo duelo perpetuo

con su espesa niebla 

que va acompañada 

de un eventual llanto ligero.


Volví a nacer exhumado del polvo.

No lograron recuperarme con vida,

debido a la notable ausencia de herramientas.


Mas hoy, mi corazón yace intacto latiendo

—fuera de aquella funesta pesadilla—

con la memoria de aquel 

                                  

                                “nuestro último abrazo”.





Malacate*: Es un término que procede del náhuatl malacatl, que refiere a una “cosa giratoria”. Se trata de una máquina que se emplea en el ámbito de la minería para extraer principalmente agua y minerales.

Caja de agua*: Es el  lugar donde se concentra toda el agua en una mina, y en donde se instala una bomba para ser extraída a la superficie.

Fragua*: Taller donde se manipulan los metales a muy altas temperaturas para trabajarlos o forjarlos.

Ademes*: Cubierta o forro de madera u otro material con que se aseguran y resguardan los tiros, pilares y otras obras en los trabajos subterráneos .

Veta*: Termino que se le da al lugar donde se concentra de manera abundante el mineral explotado en una mina.


***


En México hay un poco más de 66 millones de mujeres, de las cuales, 11,901 están privadas de la libertad por diversos delitos. En Hidalgo hay 320 mujeres en estado de reclusión, es decir, el 7.16% de la población penitenciaria. 

En promedio, las reclusas, sólo cursan 8.7 grados escolares, lo que equivale a poco más de segundo año de secundaria.

Estudiar estando preso es algo más difícil, resulta complicado y, a veces, imposible. Dentro de las principales complicaciones que existen son: la falta de documentación necesaria para matricularse en algún nivel académico, la apatía de los directivos del centro penitenciario, pues ellos, limitan el deseo de las mujeres por estudiar al poner muchas trabas en acceso de los recursos tecnológicos para desarrollar esa labor, pues no se cuentan con áreas educativas adecuadas ni los materiales suficientes y necesarios para estudiar.

La educación es un derecho que toda persona posee, incluso, en estado de reclusión. Así mismo, es uno de los ejes de reinserción social, por lo tanto, la educación es pieza clave en dicho proceso, pues de ella se adquieren conocimientos, habilidades y valores, mismos que permiten a la persona privada de la libertad tener una visión distinta de lo que será su vida en reclusión.

Esta investigación comienza a partir de la experiencia personal que tuve el día 23 de agosto del año 2022 al ser invitado para dar clases de creación literaria dentro de las instalaciones del cereso (área femenil) de la ciudad de Pachuca de Soto, Hidalgo, México. Una de las principales razones por las que acepté impartir este taller fue porque considero que llevar o desempeñar una actividad artística —con personas que han sido privadas no sólo de su libertad, sino también de la posibilidad de expresar nuevamente sus emociones— es un recurso que les permite, de alguna manera, desahogarse y no sentirse juzgadas ante tanta presión e incomodidad en la que se encuentran. No dudo que la poesía tenga bondades curativas y una de ellas es aprender a practicar la empatía, saber que cualquier vida es significativa y puede aportar mucho más de lo que imaginamos, porque enseñar es liberar, y sólo siendo libres podremos reencontrarnos nuevamente con la belleza creativa.



Agradezco especialmente a Anel Trejo Campos, quien fue pieza clave para entender de manera real la justicia, a veces, tan injusta que ella misma ha vivido dentro de este país y ha dado origen a su trabajo de análisis como estudiante de la maestría en tecnología educativa dentro del penal.



REENCUENTRO CON LA BELLEZA CREATIVA


El arte es una herida hecha luz.

Georges Braque


A mis alumnas, 

las amigas que sueñan.




Miro con alegría la fervorosa esperanza 

que existe 

detrás de las rejas.


Las chicas juegan, danzan,

olvidan por un instante

su incesante rutina;


esa de esperar...


para así, 

lograr desprenderse un poco,

desentumir las emociones,

estirar por un momento los sueños

y volver jubilosas

a esta afamada sociedad 

que —juiciosamente—

nos condena.



He llegado aquí para enseñarles 

a escribir poemas, 

y, en el fondo,

sé, que esto es imposible.

La vida ya es demasiado cruel 

como para permitir que la poesía 

sea 

un llano formalismo, 


un requisito más que cumplir 

frente a la venerable 

mierda burocrática.


Veo a mujeres con diversas historias, 

encontrando en la lectura

de algún verso

los subtítulos de su cara, 

la voz del cenzontle 

que, poco a poco, se apagó 

al vivir en cautiverio.


Llegué aquí para enseñar 

a redactar poemas, 

pero fue tal mi sorpresa 

al ver 

que ellas ya escribían 


poemarios enteros con sus sonrisas.


***


ORACIÓN INCOMPLETA


A García Lorca.


No he pensado, seriamente,

en ser educado

y tener a un Cristo a la mira

de cada uno de mis pasos dados sobre esta guerra;

ínfula, que no hace más que

—tácitamente—

volverme un buen ciudadano,

un convicto en sus trincheras:

animal domado e indiferente

a la desdicha.


Se me dijo que Dios estaría presente

donde es posible columbrar a las aves carroñeras

defendiendo sus ideales

para hacer de este país un altar,

una beata apología de la fe,

donde —con rigurosa disciplina—

ocurren los más grandes milagros.


Quisiera decir que soy cristiano,

el soldado de una iglesia

donde el color de la piel es un estigma

para que la vida pueda ser justa.


Podría mencionar que soy un hombre,

un recluta celestial,

pero en esta tierra, mi bendita tierra granadina,

fui poeta,

paloma mensajera en dirección sincera a las balas…


oración incompleta de los inocentes

que son fieles peregrinos

de la más sagrada eternidad.

***


ÁNGEL PÉREZ ESCORZA


Poeta, actor, dramaturgo, editor, gestor cultural y músico nacido en
Mineral del Monte, Hidalgo, México, en 1990. Es licenciado en Letras Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México y licenciado en Arte Dramático por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Donde igualmente ha impartido clases.

Es autor de los poemarios “Motivos para Desmenuzar el Insomnio, Alcorce Ediciones, 2018” y “A veces llueve en mí, Editorial Libro de Arena, 2023”. Sus poemas han incursionado en la creación de obras dancísticas, obras de teatro, canciones y composiciones de piezas musicales para guitarra clásica. Colaboró como editor y columnista en la revista Mood Magazine en conjunto con el FCE (Fondo de Cultura Económica).

Es parte del comité organizador del Coloquio Internacional de Poesía y Filosofía de la CDMX y co-organizador de la extensión del mismo en Real del Monte, Hidalgo. Es cofundador de la compañía teatral “Minas Teatro” (Mineral del Monte), donde desempeña la labor de dramaturgia, dirección escénica y actor. Actualmente es subdirector, coordinador y editor de la revista digital de Literatura Vislumbre y editor del sello editorial Alcorce Ediciones.

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