Soy un recuerdo que apenas se deja mirar de reojo
en el cruce de dos caminos castrados
en el humo y el barro gastados por simientes negras
anhelo la pésima luz de tu escondite
me obligo al llanto que no me nombra
y así
marcho clandestino y etéreo
sobre un fondo gris
de ojos arrancados
de piedras calladas
de montes sordos
de furias apagadas
clamo desde las entrañas tu nombre
que se hace noche
mientras me devoran las sombras.
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