ABATIDA
Absorta,
divaga en pensamientos.
Reposa su mirada hacia la nada,
inmersa en su universo;
y siente.
Transita el duelo de un pesar
que calla eternamente,
desnudándose hacia adentro,
escondiendo sus heridas,
buscando respuestas.
Aislada, recrea lo trascendental de su existencia,
el sutil pálpito de su conciencia.
A pesar del vuelo del pájaro,
lo mortal no borra la ausencia;
y aun cuando las heridas sanan,
algunas quedan sumidas en el llanto,
el desconsuelo de un brote;
o en una mirada
perdida para siempre.
***
EL DESIERTO
Por las noches, solo quiero evadirme.
Me abrazo a una botella
que suelto en el profundo mar de mis pensamientos,
y por un instante, soy libre.
La gente inaudita
pesa más que toneladas de sueños.
Siento que cedo
ante el desierto de sensaciones que me abruman,
solo por las noches,
a la vez que mi retórica solo expresa mi sentir.
***
EL HIJO DE BORGES
De chico lo llamaba el señor del bastón, el señor del traje gris, o el señor de la mirada perdida.
De chico lo vi en mis sueños, por haberlo visto en tantos reportajes, en tantos documentales.
En mi casa, la cultura era la televisión en blanco y negro, el diario de los domingos y algún que otro libro suelto, desperdigado por ahí.
Pero a mí, me atraía lo que ese señor decía.
No le entendía mucho, pero sí a su mirada que miraba siempre al sur, como tímida.
De chico no preguntaba, porque en mi casa preguntar era una ofensa. Yo era un niño y, ¿cómo un niño va a andar preguntando cosas?
El miedo era un descontento, pero eso es para otro cuento.
Mi intriga era: ¿De qué hablaba el señor que hablaba lento, casi repitiendo palabras, encimando los dialectos?
Ese señor que no era otro, que un señor, que yo no conocía.
Fui creciendo y con mi crecimiento, mi conocimiento se hizo carne, pero le restaba importancia.
Dos acontecimientos marcaron mi vida de infante: La primera fue el día que me retiraron del colegio, porque “El General había muerto”; así le llamaban.
Y la segunda ya de grande, cuando murió el señor del traje gris. De grande tampoco preguntaba.
No es que me había acostumbrado, sino que buscaba mis propias respuestas, a mis interrogantes.
Y un día encontré ese libro, que en mi casa cuando niño daba vueltas. Se titulaba “El Aleph”.
Y empecé a leer, a nutrirme, a imaginar.
Recorrí su vida, sus obras, sus anécdotas, como lo hice con tantos escritores, muchos de ellos interesantes, otros sobresalientes, pero la conexión que tenía con el maestro siempre fue otra, y él seguía apare- ciéndose en sueños.
Comencé a escribir ya de grande, y no paré.
Sentí que él me guiaba, como si me dictara las palabras.
Había palabras que ni siquiera sabía de su existencia, que nunca había escuchado, pero las ponía en mis escritos, y encajaban como en un rompecabezas, hecho a mi medida.
De a poco mi escritura fue puliéndose, como un arte, que partía de lo rústico a lo agraciado.
Una escritura compleja, dura por momentos, pero sentida siempre. Y siempre el maestro estaba a mi lado, observando mi escritura con su mirada tiesa, con su mirada perdida, tal como lo veía cuando era un pibe. Si hasta vi que señalaba mis páginas, como corrigiendo mis errores.
Sentí que me dictaba, y me enseñaba. Me decía lee a tal, es interesante.
No mires televisión, perded el tiempo en otra cosa.
Mira el cielo, observa los pájaros; yo no puedo; hace rato que no puedo, y ya no podré, pero los veo, desde otro ángulo, claro, desde el ángulo de mi imaginación y esa es la mirada más bella, hijo. (Me susurró al oído).
Y seguí sus consejos.
Empecé leyendo “El quijote”, seguí por los poemas homéricos tal como él me lo dijo. Después seguí por Kafka, Wolf, Cortázar, Sábato, Bioy Casares, García Márquez y tantos otros.
Hasta que desperté del sueño, y me asomé esa mañana a mi ventana, amaneciendo, y vi, con mi mirada perdida, que él me despedía hacia el cielo, estirando su mano como “La creación”, del cuadro de Miguel Ángel, diciéndome:
“Yo siempre tuve el deseo de ser el hombre invisible, pero no he podido”.
***
EL MAS ALLÁ
Solo sentía olor a muerte.
El desdén era solo el arquetipo de una mente que acababa siendo el lado triste de una vida de penurias.
La noche sabía que iba a someterlo a una sentencia previa y sin juicio.
Las lágrimas eran parte de su piel, así como lo era su sangre, que recorría el torrente de un camino sin retorno.
La retórica se hallaba a la vuelta de la esquina, cruel, injusta.
Quiso remar en su pantanoso mar de dudas, mientras los cuervos revoloteaban a su alrededor.
Ya no había tiempo, ellos venían a llevarlo.
***
LA PRESENTACIÓN
El escritor presentaba su libro en la editorial, la venta fue un éxito; había vendido y firmado innumerables libros. Al salir a buscar su auto, se lo había llegado la grúa.
El acarreo y la multa le costaron el doble en pesos de lo que él había vendido en libros.
***
SOBREMESA
Mientras Jorge Luis Borges le objetaba a Pablo Neruda la melosidad de su nuevo poema, Charles Bukowsky trataba de convencer a Julio Cortázar de que comparta su habano.
Don Julio solo le convidó la pitada final.
Neruda en tanto huía hacia “El Aleph”.
***
ADRIÁN DARÍO ARÉVALO
Es un autor y poeta argentino, nombrado Embajador del idioma español en el mundo por la Fundación César Egido Serrano y el Museo de la Palabra (España, 2018). Participó en las ediciones 2021 y 2022 del libro Un libro por la paz, y en más de 30 antologías de Editorial Dunken, Fundación Cathedra, SADE Mercedes, entre otras. Participó en ferias virtuales del libro de Perú, Sudáfrica, Italia, México, Tumbes (Perú/Ecuador), España, Panamá, Inglaterra, Uruguay, EE.UU., Portugal, Brasil y Argentina.Desde 2021 presentó sus libros en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Es fundador del grupo “Expresión Literaria Argentina”, con el que lee sus obras en bares notables de CABA. Escribe poesía libre en vivo, inspirada en obras de artistas plásticos, y colabora como columnista y entrevistador cultural en la Revista Internacional Red de Arte (sede Argentina), difundiendo la voz de otros creadores.
Algunos de sus libros publicados son:
- ¿Dónde estás, Thomás? Un cuento fantástico y otros… (2022)
-Pinceladas de palabras. volumen 1 (2022)
-Yo escribo (2023)
-Corazones rotos (2024)

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