ÚLTIMAS LUCIÉRNAGAS
Un paso, otro más,
su brazo me eleva
juntos subimos
y se desgranan
trocitos de vidrio de color
Escalamos la montaña
con el primo,
es nuestro juego peligroso.
Frente a Cattorini,
la fábrica de botellas,
cada paso un pequeño
desmoronamiento,
una cascada de chispas
y un sonido rasposo.
Cada desliz nos alienta
a seguir subiendo,
manteniendo
el complicado equilibrio
para no caer, no sea
que se rasgue
el jean en las rodillas,
que se abra la herida
que delate
que estuvimos ahí
solos.
Luis, el de los ojos celestes
se fue joven,
una seguidilla de desgracias
familiares terminó
en su muerte
y así se fue perdiendo
el lazo con la familia materna.
Sė muy vagamente
que quedaron unas primas
medio ciegas, hijas de otro tío,
enfermas de la vista
-por estar con los malditos gatos -
decía mi abuela.
Pero en el barrio con Luis
yo era toda mirada,
toda exploración
¿Qué vieron sus ojos
tan claros y tímidos
que a veces me esquivaban
y recordaban- somos primos-
cómo si el peligro de la fábrica
fuera otro, más oscuro
y prohibido que un jean desgarrado.
¿Qué habrá visto esa noche
del parabrisas estallado,
del toque impensado del destino
de la mala suerte que a él le llegó
como a los otros?
¿Qué imágenes le trajo la memoria
ese taquistoscopio que cuentan
hacen circular la vida Toda.
En su final ¿habré estado?
Hoy pienso en los miles
de colores, texturas, sonidos, voces,
nombres que componen la memoria.
Del barrio de la fábrica
me quedan las calles y el olor
a tierra húmeda
la fritura constante de la comida
que hacía mi tía para los obreros
la zanja en la puerta, oscura,
las ranas, las luciérnagas,
la parra y su enramada
en la claridad del verano
y entre sus hojas
un azul celeste
que me inunda.
***
IMPRESIÓN, SOL NACIENTE
No es el continuo de la luz
que marca la academia,
rimando en la paleta
perspectiva y matices.
Es hora de abrevar color
del hueso o el azufre,
del verde de tu olivo,
hacer cerúleo el mar, retazos
de mundo a dentelladas
que suelta el pincel
en tu retina.
***
UNA IMAGEN DE DURERO
Sé que el fauno
no recorre el bosque
lascivo
ni liviano.
Espera
el abrigo verdadero
para sentarse a ver
la luna
en ella misma.
***
MARÍA VICTORIA FABRE
(1968, Argentina). En su poesía destaca el interés por las relaciones entre Psicoanálisis y Arte. Publica sus notas en el blog: “El eco de Psique: Arte, Literatura y Psicoanálisis”.Ha realizado colaboraciones en poesía para la Revista Monolito . Mención de honor en Poesía en el Concurso Literario Nacional «Paco Urondo», 2015. Colaboró en los géneros de cuento y ensayo para la Revista Jus Digital. Publicó ensayos breves sobre temáticas ligadas al ejercicio de la psicología en compilaciones realizadas por la Editorial Letra Viva. Publicaciòn conjunta en Diálogos poéticos con Beatriz Fiotto y Laura Rivera. Editorial Elipsis. Rosario 2016. Participó de la antología “Toda poesía es hostil al anarco capitalismo” Es psicoanalista y docente de Psicología en CBC UBA.

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