en cuanto a la cosa en si
en cuanto a la cosa en si
la hormiga la transporta
sin susto
asida con la boca
camina ligera ligera sobre la ciénaga del ser
entre la nada y otra vez la nada
a recoger muestras del dios
y hacer con ellas su comida
desconoce su propia oscuridad
pero habla en lenguas
de mayor antigüedad que el arameo
no necesita llegar a la luna: forma parte de ella
su corazón –largo tubo dorsal por donde fluye la hemolinfa–
es más sabio que el tractatus de wittgenstein
***
si una hormiga cae al mar
si una hormiga cae al mar
no se vuelve pirata
pescador marinero
ni desvaría con la fábula de la resurrección
qué puede hacer la hormiga sacudida y llevada por las olas
más que ser un presagio:
la mancha imperceptible de la muerte
en el extenso aceite de la tarde
y si la hormiga vuelve
si tiene la ventura de ser arrojada hacia la playa
hacia la arena de la salvación
sabia como se ha vuelto
qué contará a su tribu
no va a hablarles de los aterradores dioses de las aguas:
observa a sus hermanas
con sus ojos compuestos de hormiga
blanca de sal y susto
y murmura:
la vida no es un sueño
***
la hormiga y lo sagrado
por el descalzo pie de juan
sube la hormiga
hay un equilibrio que debe mantener:
el poder de la velocidad aquí es peligroso
esa pierna es un bosque de llagas y ríos subterráneos de veneno
ella avanza secreta
levanta sus antenas hacia la velada lejanía
en la que solo existe una mancha de luz indescifrable:
la cabeza de juan
juan está a punto de morir está muriendo
y hace un gesto en el aire con la mano tal vez el signo de la cruz
tal vez acaricia una sombra
la hormiga sabe que camina sobre un pavoroso animal mitológico
qué es lo sagrado se pregunta
mientras cruza el abismo de su yugular
y llega a la zona donde la pasión se hace palabra
y guarda en su corazón imaginario
el último aliento de la fiera
***
hormiga exploradora
jadeo un poco:
la montaña es muy alta
entre pinos brezos y amapolas
atravieso despacio las ingrávidas capas del tiempo
avanzo por el aire resinoso
por la escarpada pendiente que modeló el fuego primitivo
en el borde del acantilado:
un buitre en espera
bajo el cielo azul-fragua
nada hay que se agite
que sacuda su ahogo en el brillo del día
el sol cae vertical no hay sombras en el mundo
pienso en el color amarillo limón
pienso en la vuelta a la tribu
en la tersa superficie del agua
el alimento
pero sé que he subido demasiado
*de “el libro de las hormigas”
***
el asedio de dubrovnik
el viento bora pasa y el adriático se convierte en caldero
peligroso para los navegantes
desde el cielo azul nitrógeno
las bombas bajan sobre la ciudad vieja
por la misma razón que la manzana de newton
la gravedad es una fuerza débil
dicen más de mil veces
menor que aquella que sostiene unidos a los átomos
pero aun así
caen sin pausa las bombas
dentro de las murallas
en el arboretum de trsteno
entre sulfúricas manchas de energía
el alcanforero
expande su vastedad narcótica
su vapor
que seda a los enfermos
y envenena a los pájaros
***
la tierra no pasa dos veces
por el mismo lugar del universo
la tierra no pasa dos veces por el mismo lugar del universo
no se ordenan los átomos
dos veces de la misma manera ni en un tiempo infinito
el melanoma crece a ritmo propio
rodea tu pezón crea un sol negro dentro de tu coroides
y no hay un homólogo ay de ti que la apoptosis salve de la muerte
no sonará el teléfono en un mundo gemelo
no hay gemelo ni acaso continuidad exacta de lo mismo
pero aquí se origina el alumbramiento de las aguas
las marismas de la luz
el escaso tungsteno
los cedros azulados
y la sagrada higuera
***
girar una piedra puede cambiar el mundo
los pájaros ven el futuro saben
cuándo llegará el huracán
y no hacen su nido en la tormenta
guiados por lo invisible se elevan en el aire
y dejan que la tierra gire debajo de sus breves corazones
las plantas
ven el futuro
cuidan el sueño de todo lo viviente
Parecen calladas pero cantan
cantan con sus cabezas giradas hacia el norte
hacia la constelación de casiopea
donde nace la delicada hierba de algodón los líquenes y el musgo
miran lo que engorda debajo de la página del viento:
la materia oscura el vientre de la materia oscura
sosteniendo el frágil equilibrio
la razón de que algo apareciera en el tembladeral de la existencia
artemia franciscana
hecha de agua y de cenizas
enamorada de la luz
siempre de espaldas a su propia sombra
la artemia franciscana duerme en cuna de sal
desde el triásico
cuando aún no había flores sino bosques de niebla
epífitas helechos coníferas gigantes
y la tierra era un sólo continente
ninfa con dos ojos compuestos y
un tercero naupliar
para entrar en el reino para observar el resplandor del reino
su cara no ha cambiado ni su forma
de producir corrientes de agua con sus delicados filopodios
infiltrada de levedad
toda ella cristal de roja o verde transparencia
*del libro “acúfenos"
***
MARÍA ROSA MALDONADO
Nació en Barcelona en 1944. En 1949 se radicó con sus padres en Buenos Aires, Argentina. Es profesora de Filosofía, Ciencias de la Educación y Psicología. Coordina talleres de escritura y dicta seminarios y conferencias sobre literatura y filosofía. Ha colaborado y colabora en diarios y revistas con poemas y notas bibliográficas. Publicó “Poemas” (Edición de la autora, 1977), “Hasta que despertar es imposible” (Editorial Ultimo Reino, 1989) poemario con el cual obtuvo en 1988 el Primer Premio de Poesía del Diario La Nación, “El esplendor ajeno de las cosas” (Editorial Ultimo Reino, 1992) “el zumbido de dios” (Editorial Tse Tse, colección bikebik, 2002) poemario al que se le otorgó el Segundo Premio Municipal del bienio 2002-2003, “atzavara” (Editorial Kriller71ediciones, 2012), “acúfenos” (Editorial Zindo&Gafuri, 2017) “el libro de las hormigas” (Editorial Leviatán 2020), “acúfenos” (kriller71ediciones 2022 – versión ampliada y bilingüe catalán- castellano) y la cantata del agua (Editorial Leviatán 2024).

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