CARACOLES SOBRE LA REPISA
Yo nunca jamás viví en Güiria ni pernocté en Irapa
ni conocí las remotas costas de Macuro,
aunque estas fotos desteñidas me desmientan.
Tampoco comí carne asada con yuca en los bordes
del Manzanares, en las noches tibias del Caribe,
aunque por años estuvieran sobre la repisa
tres extraños caracoles y una moneda que alguien
tomó por suya y se llevó. Tampoco regresé en la mañana
un día nublado de octubre o de noviembre:
pareciera en verdad que siempre estuve aquí,
entre estas ocho paredes, también desteñidas, mirando
cómo la vida imagina, alumbra y nos sopla
como a una hoja que el viento esconde finalmente
en algún paisaje donde nunca llega el sol.
***
ALFOMBRAS
No toques por favor el alfombrado de la vida,
no lo toques, no lo toques,
y no intentes acomodarlo ni levantarlo un momento,
porque es muy probable que te aparezca
un cuerpo que aún no pudo cerrar los ojos
y algo así como un río infecto de papeles amarillos...
***
OLVIDADA MAR DE LAS HORAS
(o una especie de ciega guerra silenciosa)
Es como si se estuviera en un bote frágil,
sin avanzar, sin retroceder, y sin oleaje,
casi sin antes, sin después (o sin ahora)
y olvidado del mundo, desentendido
y extrañamente tenso y opaco a la vez,
flotando, flotando, sólo flotando,
lejano de toda orilla y todo puerto,
divisando, sí, recordando historias íntimas,
pero que parecen de otro mundo,
desparramadas, descoloridas o disueltas,
y unas pocas aburridas de haber sido,
mientras se oyen ecos extraños de muy lejos,
y temiendo en una hora y otra, o quizá minutos,
la irrupción del gran oleaje oscuro,
ése que viene a dar el frío abrazo,
lejano de todo dios y toda luz como testigos...
***
DEL ÁLBUM PERSONAL
Los poetas me empujaron, con sus dulces de zapallo;
me empujaron, sí, y me cercaron con sus mieles surrealistas
y sus guindados prolongados, lentos y asombrosos;
juro que yo no quería porque también traía mis cadencias,
mis diapasones jubilosos donde crecían corazones
entrañables de baldío y de alambradas oxidadas
bajo el velo de la llovizna y de los ensueños matutinos;
yo también traía bajo el brazo mi Xavier Villaurrutia y mi Neruda
y un bolsillo grande para Vallejo y para Whitman;
pero llegó la oscuridad y cayó la noche con sus bocas
y escuché atento sus ladridos y crujidos,
sus gritos silenciados y su murmurar de madrugada,
y me encontré solo, con un lugareño callado
y espantado, y otro que gemía con las manos en la cara;
y soplaba el viento y silbó por años, años
(espero me hayas entendido y tomado el viejo anís que te convido);
pero es verdad: los poetas me empujaron
con sus dulces de zapallo y mermeladas;
me empujaron y rodearon con sus mieles surrealistas
y sus cintas y moños desplegados en sus puertas,
mientras truena, y se oye bien que truena, truena,
en la hora pico de sembrar e intentar caminos para el hombre...
***
REVOLVIENDO UN CAPPUCCINO
Recordar los sueños postergados, también
tiene su gracia en lo que podrían haber sido.
Uno puede memorarlos así como los soñó originalmente.
No tienen contratiempos ni agitación ni dolor de muelas,
ni la combinación que finalmente se perdió por 10 minutos.
Los bares se encuentran como uno los dejó hace dos años,
con la misma mesera y el mismo gato que entregadamente
se relame. Sí, y así voy comenzando a reencontrar
a la encantadora y portuaria Messina, con sus tranvías,
restaurantes, cervezas fuertes, y los aires de su gente.
No importa ya por qué, o sí importa, pero no pudo ser
sino esto que es, al momento en que revuelvo
el cappuccino que humea, y que miro ensimismado
como esperando una respuesta acerca de la magia
de los días, que tantas veces nos dan sólo lo que quieren.
*Estos poemas pertenecen a su libro "Concierto de los olvidos"
EDUARDO DALTER
(Buenos Aires, 1947), poeta e investigador cultural. Desde 1971, año en que editó su primer poemario, ha venido desarrollado un quehacer sostenido en los ámbitos poéticos. Importantes publicaciones de su país y de América han incluido en sus páginas poemas de su autoría: revista Crisis (Buenos Aires), Shantih magazine (Nueva York), Revista Nacional de Cultura (Caracas), y revista Casa de las Américas (La Habana), entre otras. Durante los años de la última dictadura militar de su país vivió en el Oriente venezolano y en la ciudad de Maracaibo, donde en 1982 se publicó uno de sus libros. En el año 2000 tuvo edición su trabajo de investigación Harlem: los blues de la historia, que incluye una selección poética. Por otra parte, en el lapso 1994-2002 dirigió en su ciudad la revista de poesía latinoamericana Cuaderno Carmín, de difusión continental. En la década pasada preparó y ofreció diversos seminarios acerca de la poesía de América en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, entre otras instituciones. En 2013 dio charlas y lecturas en escuelas y en centros culturales de Italia y de Inglaterra, y en 2015 el Ministerio de Educación de su país publicó dos de sus libros. De sus obras se cuentan: Silbos (1986), Mareas (1997), Bocas baldías (2001), Canciones olvidadas (2006) y Dos cigarrillos para Eliot (2015), entre algunas otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario