La imagen quieta
(de La parte vulnerable, 2018)
así de despintado se cargó el momento
sin ira en la mano ni en la copa
el vino calló dejó hablar en sus silencios
hizo que las cosas surjan despacio
y ahí está el Pollo que me sorprende
porque para mi nunca se volvería viejo
nos perdimos de niños nos vimos de niños
así de chiquito era el Pollo tan definitivo
la última vez que te ves con un camarada
tiene la facultad de parar al tiempo
qué bronca no volver a verte Pollo
crecer la vida que nos toca sin vos
ahora te veo y te busco en el vino
por si aun está tu imagen detenida
***
La luna de luz muerta
(de Crímenes evitables inevitables)
qué ha de robar esta luna
si ya nada queda en esa calle
para quién brillará tan gitana
y llevará un niño que ya tiene
guardado en su nácar lejano
como todos los nácares
la noche la revela la desnuda
fría recorre la oscuridad pulpa
en sus ventosas todo quiere llevar
¿qué ha de llevar?
sin voz sólo creer en carroñas
inevitable alumbra su crimen
imaginar
la soledad que le hemos dado
por tumbas que ilumina y solfea
muda de pena témpano sideral
siempre habrá un alguien cerca y fugaz
que morirá por desnudarla
por declarar saber su llanto
aún vuelo en su temible luz tétrica
cuando noctámbula
roba del día el horizonte
***
Mil años
(de La orilla de nadie, 2020)
nací hace mil años acaso viva más y caiga
porque he caído muertes
una por cada año
una por cada ola
por cada beso de tu mar
el cuerpo es nuevo es tuyo
mi ser ancestral sólo
vive en la orilla
ella es una tregua una necesidad llena de pactos
un amor
los caracoles rotos son míos
los naufragios te pertenecen
la orilla el amor las treguas
son de nadie
sólo se habitan y se luchan
en tu ola y mi huella
en tu espuma y mi beso
***
Volver y olvidar
(de La orilla de nadie, 2020)
la playa no necesita recordar
quiere olvidar el mañana
la orilla de nadie es del presente ¿es segura?
allí vuela la gaviota luego de la pesca del robo
pero el mar no cree en redenciones
tampoco la arena mojada por él y sus olas
tampoco tu amor
sólo saben de treguas y pactos
y los restos
allí hay un abandono una casa sin ventanas
un dolor que persigue y la esperanza
ese sitio sin aberturas tiene una puerta sin cerrojo
los del agua le dicen cueva gruta trampa
hay un adentro y un afuera
un corazón de las bestias y el mío
hace tiempo lo habité
dejé mi colección de caracoles muertos
los huesos de algún leviatán náufrago
con tantas mareas me digo volver por ellos
no por la casa sin ventanas
ya hay otra mansión
sin rastros de las promesas que hice
mejor así volver y olvidar no se llevan
***
Diferencias entre un banco de plaza
y la silla de un bar para una cita
(de La protestona, 2023)
la cuestión no es sentarse dónde
el banco de la plaza no tiene celos de la silla del café
sí le gustarían esas conversaciones llenas de planes
los que acuden a él son los desiertos los descansos
la melancolía después del beso
todo lo que dice el humo del cigarrillo
el banco de la plaza es solitario
la silla del café es del ruido de la sociedad apilada
allí te sentás a esperar alguien
a elucubrar un plan de amores
a arreglar el mundo y sus negocios
en el banco de la plaza te detenés a esperar algo
que ya sucedió
la del bar dice del futuro a veces de un final
el de la plaza posee la espera y sus revelaciones
la furia de la impaciencia por las cosas equivocadas
en la silla del bar intento convencerte
en el banco de la plaza
paso mi brazo sobre tus hombros
y morimos un poco los dos
***
Llegada de las hojas hasta el suelo
(de La protestona, 2023)
más o menos por estos lares
a finales de abril llega el otoño a desvestirlo todo
la plaza jamás está lista para ese aluvión
de seres que mueren necesariamente
ella entonces se viste con una gama de colores
distintos de los habituales verdes y florvivo
se hace tan ocre y hojas secas
anda así liviana de ajuar
las hojas una de las amabilidades de los árboles
se enamoran de las charlas con los pájaros
escuchan de la maravilla del vuelo
de la belleza del plumaje desplegado por el aire
las hojas se hacen kamikazes
aún vivas se lanzan al planeo un día de viento
de esos de otoño
no se piensan pájaros
simplemente se arrojan en la oportunidad del vuelo
***
CARLOS L. MORTEO
Nació el 8 de septiembre de 1959 en la ciudad de Mar del Plata. Publicó cuentos breves y poemas desde 1983 como colaborador de diarios locales. Trabajó en la revista deportiva local Competir. Forma parte de antologías con autores marplatenses. Participa en eventos literarios tanto de poesía como de narrativa en Mar del Plata y en el país. En 2015 creó el ciclo de poesía Tardes con poetas marplatenses, hoy llamado Tarde con poetas. En 2016 publicó el libro de cuentos La maldición de las cadenas y en 2018 el libro de poemas La parte vulnerable. En 2019, Segismundo El Burdelero (cuentos) y en 2020 Crímenes evitables, inevitables (poesía). En febrero de 2020 el musical Cuatro blues para John Smith. En febrero de 2023 La orilla de nadie. En mayo de 2024 publicó La Protestona (poesía). En mayo 2025 La muerte tiene un plan (cuentos). Es coordinador del taller literario El ángel y la diabla. Reside en Mar del Plata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario