LECCIÓN PRIMERA
Acostúmbrate a morir cada noche
y a no darte por vencido. Aprende
las leyes no escritas de la vida y respeta
el orden en el que todo sucede.
Aunque nada sucederá si tú no lo provocas.
Haz de la caída un milagro y recuerda
que todo sacrificio responde a una victoria.
Acostúmbrate a que las heridas de ayer
sean memoria al borde del olvido, a que nada
perdure más allá de tus huellas, a que la noche
cubra de sombra la línea de tu sombra.
Recuerda que la palabra no nace del silencio
ni el amor se cobija en la región del abandono;
que todo lo dicho no mata cuando hiere
ni el corazón oculta su espalda a las traiciones.
Acostúmbrate a ser pasajero en la barca de la muerte,
pero no te des por vencido
porque vayas perdiendo vida mientras la vida pasa.
Acostúmbrate a nacer a cada instante.
***
ST. MARTIN-IN-THE-FIELDS
Las escaleras que conducen a la cripta conducen a la vida.
Allí la luz recupera el eco de otro tiempo más oscuro,
la verdad que las losas muestran con la solidez
de la muerte,
con la rotundidad de los nombres aferrados al destino
y las fechas cosidas a la memoria de todo lo que fue
vida a pies de las escaleras que conducen a la cripta.
Sobre las tumbas unas mesas para tomar el té,
ruido de conversaciones, palabras que se ciñen al hoy,
personas que leen, que escuchan, que contemplan
la escena del drama cotidiano, el milagro
de esa noria infatigable de la vida, de la rueda
donde siempre se cumple la ley suprema
de que todo pasa, de que todo sucede
sobre las losas calladas de la muerte.
***
MEMORIA DE LA LLUVIA
La lluvia nos sorprende y no debiera.
La vida es agua que pasa y regresa siempre,
como la memoria del náufrago que rememora
los mismos sueños cuando comprende, lejano,
el sempiterno dolor del horizonte.
Un verso mío, en la cueva de tu carne,
no revelará el misterio de todo cuanto somos,
ni me dará el sabor de ti cuando te vayas.
Pero el agua, esta lluvia que rasga la memoria
de las horas que dibujan sombras en mi boca,
destilará su afán de melancolía en mis poemas
y borrará las huellas de mi rumbo solitario.
Con la próxima lluvia soñaré que regresas,
que te enredas en mi ropa y en mi carne
para quedarte una noche más, para deshacer
las noches cosidas al sermón de la distancia.
***
SOBRE EL PÁRAMO AGRESTE
Escribo para no morir. Ese es mi oficio.
Unir palabras sobre una estepa blanca
donde no caben las mentiras y la verdad duele
aunque cure todas las heridas que no he visto.
Hablo contra el viento para escuchar
todo lo que he escrito antes de que el día
fallezca entre las fauces de la noche.
Son palabras que queman en la piel
los días vividos en el majal de la rutina,
en el apeadero de los sueños rotos
y en la cantina de las promesas incumplidas.
En los amaneceres de la nada escribo
para no morir, para saberme hombre
entre las calles que nadie recorre
llamándome con la voz de los milagros.
Escribo para quien, un día, quizá lejano,
encuentre entre mis versos un ápice de esa vida
que he ido dejando –gotas de sangre o tinta-
sobre el páramo agreste de todos mis silencios.
***
JOSÉ LUIS GARCÍA HERRERA
Esplugues de Llobregat, 1964. Tècnico químico-alimentario, poeta, rapsoda y narrador.Fue miembro directivo de la Academia Iberoamericana de Poesía en Barcelona y fundador de los premios literarios "Ciutat de Sant Andreu de la Barca". Forma parte del grupo cultural Versikalia.
Ha publicado alrededor de cuarenta libros de poesía, en castellano y catalán. A destacar, en castellano: Lágrimas de rojo niebla (Premio Villa de Martorell, 1989), Los caballos de la mar no tienen alas (Premio Villa de Benasque, 1999), Spelugges (Editorial Alhulia, 2002), Mar de Praga (Premio Blas de Otero de Majadahonda, 2005), Cuaderno de Britania (Premio Juan Alcaide, 2010), Mares de Hierba (Premio Miguel de Cervantes en Armilla, 2015), La semilla del óxido (Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández, 2017), Niebla en Costafreda (Premio de Poesía Flor de Jara, 2023) y Las noches con Pizarnik (Premio de Poesía Pilar Fernández Labrador, 2023).
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