recayó largo tiempo sobre los hombros de
aquellos que fueron
víctimas de la desidia,
el engaño, la corrupción,
la estafa nacional
de una historia que se les
prometía y negaba
con igual impunidad.
Con vehemencia y sin cesar
las manos callosas
de los obreros, de los
hombres sencillos, de
las madres laboriosas,
de esos seres minúsculos
que no dejan sombra,
fueron forjando una
identidad, una conciencia,
que lenta pero implacablemente
comienza a ver la luz,
nace ante los ojos atónitos
de aquellos mismos que
durante siglos mancillaron
el nombre de los hombres
sencillos de este suelo.
las manos callosas
de los obreros, de los
hombres sencillos, de
las madres laboriosas,
de esos seres minúsculos
que no dejan sombra,
fueron forjando una
identidad, una conciencia,
que lenta pero implacablemente
comienza a ver la luz,
nace ante los ojos atónitos
de aquellos mismos que
durante siglos mancillaron
el nombre de los hombres
sencillos de este suelo.
Para ellos, para los
desheredados, llegará un
nuevo tiempo en el ocaso
de ese tiempo añejo de
los traidores, y el sol
saldrá por primera vez
para ellos como si el
mundo fuera creado en
ese preciso instante
y la vida ya no será
penuria ni miseria en los hogares
donde el pan, por fin,
será un invitado seguro
en la mesa de los justos.
desheredados, llegará un
nuevo tiempo en el ocaso
de ese tiempo añejo de
los traidores, y el sol
saldrá por primera vez
para ellos como si el
mundo fuera creado en
ese preciso instante
y la vida ya no será
penuria ni miseria en los hogares
donde el pan, por fin,
será un invitado seguro
en la mesa de los justos.