2
Del verano a esta parte,
solo los grillos acompañan
el carácter mudo de la noche,
para despues aparecer inmoviles
como piedras pulidas por el mar
o como cuerpos de caracoles en las costas.
¿Qué hacer con sus restos en la mañana?
salvo llevars hacia la intemperie?
Llegará también un día
en que el clima acabe con nosotros
hasta sentir el frio o la certeza
de haber arrojado en nuestros mejores días
un canto inútil.
Cinco grados en la madrugada de hoy
y estamos despiertos,
una brisa toca nuestra cara y sigue su camino.
Algo se quiebra demasiado cerca.
***
13
Hay un silencio de catedrales
y un búho atraviesa la noche.
Grazna y me recuerda
que no hay descanso en los ojos abiertos,
que el corazón lleva años latiendo.
Y que no se detendrá hasta el diluvio,
hasta que entregue con mis manos
la memoria que abandoné en el campo.
Soy el hombre peculiar que fuma
y ve en el humo el deseo de una mujer
calcinada como una flor en el verano,
mientras su propia cabeza se asemeja
a una piedra suelta sobre el asfalto.
Erro por los suburbios y veo el fogonazo
de mis huesos sobre la niebla.
***
15
La primera vez en el mar
me hundí en él
hasta el peligro.
Mientras me hacían señas
para que me acercara
Oh volviera,
yo sonreía
con el agua al cuello,
los brazos en alto.
De esa temporada se volvió una salva
e incluso sobreviví
varios años.
Ahora me tapa la tierra
y no hay nadie en las costas.
Quedé en el mar
como en un reflejo.
Poemas de “Todo lo que se hunde” (Año 2018 – Editorial Vilnius – Córdoba)
***
1
Ruido de ángeles cayendo en el patio
y de insectos tragados por las arañas.
Los frutos crecen y se absorben la noche.
y destilan el azul más bravo del universo.
He oído demasiado caerse
el mundo sobre la casa,
y cargar con sus cimientos sería
darle de comer a los chacales.
Se precipita la lluvia y las gotas golpean
sobre el cobertizo, como un oro pálido.
Huyo entre la bruma y pienso en no regresar;
Detrás cuelgan las ropas de los muertos.
Qué loca idea fue nacer, madre,
en noche de tormenta y lloviznas.
Algo se quebró desde el principio.
***
10
Todas esas campanas que suenan
en la madrugada, como flores abriéndose
dentro de la selva, saben de alucinaciones.
Unos perros afuera, la maquinaria de un sistema
eléctrico de trenes, la humareda del basural,
nos llegan hasta aquí como moscas,
o bichos que cruzan el patio del suburbio
hasta enterrar en los rincones.
Y un espacio siempre abierto para el milagro,
un tiempo que se agota en lo salvaje de una tierra
poblada de rarezas que se articulan hasta desaparecer,
como el eco de nuestras voces en la superficie.
***
15
A cada acto de amor
le sigue
otro de arrepentimiento.
Una duda puede ser el estrépito.
de los barcos allá a lo lejos, donde
las orcas se elevan como perlas
en el costado inanimado del mundo.
Pero aquí, lo que existe, son estas hojas dispersas,
un fuego, cenizas y un corazón sostenido
por maderos que al agua descienden.
Una elección en el límite de la bondad,
monstruos en el camino de los peces.
De “El reino de los peces” – (Año 2021 – Editorial Barnacle – Buenos Aires)
DIEGO BRANDO
Nació el 29 de diciembre de 1987 en Leones, Córdoba, Argentina. Realizó estudios terciarios en el ISFD Mariano Moreno de Bell Ville en donde se recibió de Profesor en Lengua y Literatura. A fines de 2016 publicó Frontera por Editorial Vilnius, en el 2018 Todo lo que se hunde por el mismo sello y en el 2021 El reino de los peces por Editorial Barnacle.
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