Jamás decidí la aurora,
olvidada del silencio.
Armé de sendas venturas,
que presagian el misterio.
Una beldad tras tus manos,
incierta voz en tus sueños;
nunca creas que es calmado,
el amor del universo.
Cuando veas una rosa,
qué distanció a tus recuerdos,
le preguntarás al cielo
si la arrojó como un beso,
eterno, o solo quería
desnudarse en el secreto.
Raros parecen los caminos,
que conducen los deseos,
como las aves que buscan
primaveras y no inviernos.
Habita en otras mañanas,
tu mirada y mi silencio.
***
Yo, que me he llevado el tiempo.
Yo, que me he llevado el amor.
Yo, que me he llevado el silencio.
Yo, que me he llevado una flor.
En mis temores no encontré la aurora.
En las tinieblas, desnudé al dolor.
Bajo las sombras, contemplé a otro cielo.
Y en mis venturas anidé al amor.
En mis recuerdos, yo sembré una estrella.
En tu mirada, la luz quemaba a un Dios.
En los silencios, yo aguardé lo inmenso.
En las siniestras fronteras la traición.
Y si dejando, esquelas en el viento.
Y si viajando, o volviendo yo.
Y si hurgando, ha sangrado tu nombre.
Y si mi hierro, hoy no pesa a una voz.
Si yo pudiera ser como la espuma.
Si yo pudiera ser como otro sol.
Si yo pudiera ser como la lluvia.
Si no pudiera aún más, que ser adiós.
***
Tendrás que reconstruirme
como estatua de arena,
en cualquier playa presa,
de tu breve distancia.
Si en tus manos no sientes
la presencia que encuentras,
si en tus manos no cantas,
otro fuego ha callado.
Sí te vuelves constancia,
si no tienes mis ganas,
si no vuelven tus ansias,
ni me entrego al ayer.
Camino en tu semblanza,
tras la mar de tus besos,
a la luz de otro cielo
vistiendo atardecer.
***
Dile a la flor que no muera.
Dile al tiempo, que ha venido.
Dile al sueño, qué será.
Dile al viento, que haz sentido.
Dile al beso, que es la vida.
Dile al niño, qué es verdad.
Dile al alma, que ha nacido.
Dile al sol, que él no se ha ido.
Dile al llanto, que estás vivo.
Dile al cielo, no me iré.
Dile al mar, que no hay olvido.
Dile al fuego, que no existo.
Dile al dolor, que ya estuve.
Dile al silencio, que pudimos.
Dile a Dios, que he sido yo…
He de decirle a la muerte que ha de esperar.....
qué es amor.
***
Mi lugar anhelado no ha encontrado otra voz.
Rompo las galeras yertas del silencio,
derrumbo otra historia tras la brisa del hoy.
Apuro a tu cielo en la ausencia del agua,
advierto en tu mirada, otra sombra dormida.
Releo en tu nombre, de silueta cansada,
pausas en destellos, sinuosa invitación;
presunto consabido, habitando en cadenas,
condenado en la ardiente, promesa una ilusión.
Desnuda de soledad al borde del camino,
sobre manos aladas, aprisiono el dolor.
Desandando el silencio, testigo de mi ausencia,
reanudo mi sentencia, apuro a la razón.
Otros pasos resguardan paisajes otoñales,
las fronteras del cuerpo, ondean de estupor.
La sal de tu semblanza, la arena de tu nombre,
la hora maldecida, tras la huella del hoy.
En tu barca una estela, deshojando la vida
circundo una certeza, habito un corazón.
Mis vestiduras son el tiempo rendido de inocencia,
verdugo sigiloso, aquilata mi amor.
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